Clara Lago, nuestra chica de portada más natural

La actriz no solo posó para nuestra revista, también se entregó en esta entrevista, en la que nos contó cosas que nos han sorprendido y cautivado a partes iguales.

Juanjo Molina

Clara Lago va de lo que no es, nos lo ha confesado entre risas. La intérprete madrileña, catapultada al epicentro de la atención mediática con 'Ocho apellidos vascos' (uno de los fenómenos taquilleros de los últimos años), transmite la imagen de chica dura, como su personaje, Amaia, pero es solo una máscara que se ha trabajado, posiblemente, para protegerse de esa exposición a la que se enfrentó por el éxito sin precedentes del filme del 2014.

Esa imagen cae por su propio peso en los cinco primeros minutos de entrevista. Tiene tan buen fondo como empatía y sensibilidad.

Sincera, natural y comunicativa, le mueven unas inquietudes solidarias que la colocan en el bando de actrices comprometidas como Penélope Cruz, a quien admira desde que era pequeña, Leticia Dolera o Emma Watson, en el otro lado del charco.

Clara lleva camiseta de COS, falda de Maje, cinturón de Liu Jo, y zapatos de Asos.

/ Juanjo Molina

Ahora está metida de lleno en la grabación de 'El vecino', la nueva serie para Netflix que adapta el cómic homónimo en la que tiene como compañero a Quim Gutiérrez. El estreno está previsto para el 2020, y las risas, aseguradas.

Con 'Gente que viene y bah' ya estrenada, destacan entre sus próximos trabajos 'Regreso triunfal', dirigida por Juan José Campanella y que se estrenará después del verano, y 'La mujer de al lado', donde volverá a coincidir con Dani Rovira, su pareja. Habrá que ver si repiten el pelotazo logrado con la saga de 'Ocho apellidos...'.

Stilo: ¿Cómo es trabajar con Campanella?

Clara Lago: Ha sido un sueño de los que se hacen realidad en esta profesión. El rodaje no ha podido ser más intenso. ¡Y el reparto es una auténtica pasada! Las condiciones climatológicas lo han hecho bastante duro, pero ha sido maravilloso.

Stilo: Estrenas este año dos peliculazas...

C. L.: Y 'La mujer de al lado', que empezaremos a grabar este año. De repente estás a tope con mogollón de proyectos, luego llegan otros momentos de más tranquilidad. Depende de la agenda del año. Hay que aprender a sobrellevar la frustración de no saber dónde vas a estar dentro de un mes. Ya estoy más que acostumbrada.

Stilo: ¿Estás también pendiente de proyectos que pueden salir en el extranjero?

C. L.: Siempre me ha interesado, no como algo incompatible con trabajar aquí, sino todo lo contrario. Cuantos más mercados potenciales toques, más posibilidades de trabajo te esperan. Hay que tener la suerte de que se fijen en ti. Las coproducciones, como las que me llevaron a trabajar en Argentina, son una buena manera de dar el salto.

Stilo: ¿Te consideras una mujer afortunada?

C. L.: Absolutamente.

Stilo: Eres una de las actrices con más followers. ¿Qué importancia le das a las redes?

C. L.: Son catalizadores. La gente ni odia ni quiere tanto. Las vidas de las personas no son tan perfectas como se muestra en Instagram. Hay que ponerlo todo en su justa medida.

Stilo: ¿Te afectan entonces los comentarios?

C. L.: Aprendí hace tiempo la lección, ya no leo nada [risas]. Subo mensajes de promoción y concienciación, pero no leo, hay mucho 'hater'. Si eres sensible o insegura y te encuentras en el foco de atención, es complicado que sientas esa impermeabilidad. Es difícil leer burradas y que no te afecten, así como escuchar cosas maravillosas y que no se te infle el ego. Eso tampoco mola. Que te digan que eres fabulosa es un chute para el ego, y en esta profesión hay que tenerlo bien amarrado.

Stilo: ¿Crees que hay machismo en el cine?

C. L.: Vivimos en una sociedad machista en general. Hay que combatir los micromachismos, que son más difíciles de controlar y erradicar. Y seguro que, como todas las mujeres, habré padecido mil situaciones. Es complicado enumerarlos y no parecer una histérica por hablar de una situación concreta. Pero un detalle más otro convierte a una sociedad en machista o, por lo menos, no igualitaria.

Stilo: ¿Se lleva más tranquila la popularidad después del pelotazo de 'Ocho apellidos...'?

C. L.: Cuando miro atrás, ese momento sigue en una nebulosa, fue como un sueño. Vivir esa situación me resultó difícil. Hubo además un pico de exposición por el hecho de que nos convirtiéramos en pareja. Nunca se había hablado de mi vida personal y fue un shock, sobre todo al principio. Luego el suflé fue bajando. Desde que participé en 'Compañeros', con 10 años, estoy bastante acostumbrada. Siempre he crecido con esa sensación de falta de anonimato. Como todo, con la distancia, tomas perspectiva. Ahora pienso que me hubiera gustado disfrutarlo más. Hoy por hoy, siento que he formado parte de algo histórico en esta profesión.

Stilo: Y desde 'Compañeros', ¿en qué sientes que no has cambiado?

C. L.: Mantengo la pasión y la ilusión por un proyecto nuevo. Me ha pasado con 'Gente que viene y bah'. Ha sido rodar como cuando tenía 13 años. Al acabar el rodaje, me pegué una llorera abrazando a todo el equipo. Es bonito no caer en una rutina y no perder la ilusión en un trabajo tan exigente.

Stilo: Has dicho que el éxito puede ser muy peligroso en esta profesión...

C. L.: Se tiene una idea distorsionada del éxito, que se atribuye a una esfera profesional. Creo que es una idea equivocada. Hay que fomentar el descubrimiento del éxito, qué significa para cada uno de nosotros. Hay otros conceptos que no se valoran tanto. Es más importante ese proceso, descubrir qué nos llena a cada uno, y no se fomenta suficientemente ni en la escuela.

Stilo: Y en ese proceso de descubrimiento, lo que te llena es la fundación Ochotumbao.

C. L.: Todos llevamos dentro esa parcela de solidaridad y empatía. No todo el mundo lo descubre en el mismo momento ni de la misma manera. Puede ser un viaje, un documental... A veces es una persona que se cruza en tu camino. A mí me pasó cuando conocí a Dani, que lleva implicado en estos temas mucho más tiempo. Siempre tuve esa sensación, pero no sabía canalizarlo.

Stilo: ¿En qué proyectos estáis trabajando?

C. L.: Hemos lanzado un libro, Habla de nosotros, con la editorial Valparaíso. Se trata de un recopilatorio de poemas, relatos y artículos. Participamos 27 personas. Damos a conocer proyectos de otras asociaciones, en este caso para Rainfer, un santuario de primates en Madrid. También hemos estrenado el documental 'Todos los caminos', para dar visibilidad al síndrome de Rett.

Stilo: Utilizáis la popularidad para agitar conciencias, como Penélope y Javier Bardem...

C. L.: ¡Qué piropazo! [Risas.] No se trata de decir qué está bien o mal. Cada uno utiliza su imagen pública como quiere. Pensamos que esta profesión implica una notoriedad que te convierte de inmediato en un altavoz. Es importante ser responsable con tu imagen y saber qué valores quieres transmitir.

Stilo: ¿Desde cuándo admiras a Penélope?

C. L.: Desde siempre. Penélope lo es todo. Como le ocurrió a ella con Verónica Abril, de pequeña tenía mi habitación forrada con sus fotos. Me convertí en actriz por ella.

Stilo: ¿Quién más se encuentra en la lista?

C. L.: Me fascina Meryl Streep.

Stilo: ¿Te interesa el mundo de la moda?

C. L.: Mira cómo vengo [risas]. No digo que me dé igual, porque no me visto con los ojos cerrados, pero no sigo las tendencias. Tengo mi propio estilo, pero no compro revistas para ver lo que se lleva. Cuando tengo un evento, contrato un estilista y... ¡listo!

Stilo: ¿Alguna marca favorita?

C. L.: Liu Jo. Últimamente están más respetuosos con el tema de la piel. Soy vegana en la alimentación, así que, si me van a regalar algo, intento que sea de polipiel o bien de material sintético.

Stilo: ¿Qué razones te han impulsado a hacerte vegana?

C. L.: Más que por estética o salud, llevo una alimentación vegana por una cuestión ético-moral. Lo hice a raíz de ver el documental 'Cowspiracy', en el que se explica cómo las granjas diezman los recursos naturales del planeta. No tenía ni idea del impacto medioambiental, la importancia de la deforestación, la contaminación de acuíferos o la utilización de los recursos hídricos. Hay mucha desinformación. No interesa que se hable.

Stilo: ¿No se informa lo suficiente?

C. L.: Hay empresas implicadas con muchos intereses. Es importante que la gente se preocupe por el tema y no dé la espalda a esa información. Es más fácil y cómodo mirar para otro lado, pero me parece importante que los ciudadanos se conciencien. Nos venden que somos libres, que vivimos en una democracia, pero creo que somos más esclavos y marionetas de lo que nos pensamos. Si te dejas llevar como un rebaño, te llevan por donde quieren.

Stilo: ¿Es incómodo ser vegana?

C. L.: Claro, a la hora de hacer la compra o de dar explicaciones a tu familia cuando sales a comer. Pero una vez que abres esa puerta, no hay retorno, es difícil dar la vuelta. No me gusta ser radical, no creo en los fanatismos. No puedo asegurar que jamás volveré a comer un producto de origen animal, nunca se sabe. Hubo una época en la que pensé que no sería vegana.

Stilo: ¿Es tu forma de protestar?

C. L.: El veganismo es una de las herramientas más potentes. Hay cosas más inalcanzables, pero reducir el consumo de productos de origen animal está en nuestras manos. Es importante llegar hasta donde pueda. En un mundo que se rige por la oferta y la demanda, cada vez que compras en el súper, es un voto. Por eso, el veganismo está en auge, porque hay personas que lo reclaman.

Stilo: Eres una apasionada del deporte...

C. L.: Hago de todo. Voy al centro de pilates que tiene mi hermano en el barrio de Malasaña en Madrid y cuando viajo o estoy de rodaje, me llevo mi TRX y mis zapas de correr. Lo he convertido en un hábito. Estos momentos me ayudan a desconectar. Así compenso mi pequeño vicio de fumar [risas].

Stilo: ¿Corres también con Dani?

C. L.: Él es más 'runner' que yo. No puedo salir sin música. Dani hace maratones y triatlón. Aguanto unos 10 km, no está nada mal.

Stilo: ¿Qué te mueve en esta vida?

C. L.: Suena un poco cursi, pero lo que más me mueve es el amor, pero no en plan romántico, sino como fuerza, como energía transformadora y motivadora. ¡También soy una romántica empedernida!

Stilo: ¿En serio?

C. L.: Muchísimo. Cada vez que veo 'Titanic', no me explico por qué Jack y Rose no pueden estar juntos. Soy muy peliculera [risas].

Stilo: Lo que sí transmites es una imagen de una mujer segura...

C. L.: Para nada. Es algo que me dice todo el mundo, es una fachada como la tenemos todos. Tengo muchas inseguridades, pero me las he trabajado en terapia [risas].

Stilo: ¿Qué pelis te han marcado?

C. L.: 'Titanic', 'La niña de tus ojos' o 'La isla de las cabezas cortadas'.

Stilo: ¿Nos señalas un rasgo físico del que te sientas particularmente orgullosa?

C. L.: Me dicen que tengo los ojos muy expresivos, por eso resalto la mirada. He de decir que también tengo buen pelo [risas], pero nunca he sabido ni peinarme ni sacarle suficiente provecho.

Stilo: ¿Te atreves con cambios de imagen?

C. L.: Más con el color que con el corte. Los cambios me cuestan desde que me raparon la cabeza como un chico en 'El viaje de Carol' y quedé traumatizada. Esperaré a hacerlo por exigencias del guion, cuando me lo pida un personaje [risas].

C. L.: No tengo paciencia para esperar mi maleta. Paseas media hora por la terminal y no entiendo por qué, cuando llegas, no han empezado a moverse las cintas [risas].

A puntito de salir nuestro próximo número, si aún no tienes tu ejemplar del mes de mayo, todavía estás a tiempo, y así no perderte algúnos detallitos más que te contamos sobre su estilo, y ya que estamos, de ver todas las tendencias y consejos de belleza con los que hemos llenado la revista para esta primavera.

Síguele la pista