Ashley Graham y su imagen viral dando el pecho a sus gemelos a la vez

La modelo siempre ha defendido la naturalidad de la maternidad y ahora ha subido a Instagram una fotografía que ya se ha hecho viral en Instagram.

Ashley Graham con vestido rojo
Ashley Graham con vestido rojo / SplashNews.com

Fue de las primeras modelos que pisaron las pasarelas de Alta Costura sin entrar en las escandalosas medidas del 90-60-90. Ahora, Ashley Graham, firme defensora del body positive, ha decidido mostrar en Instagram la realidad de la lactancia materna cuando se es madre de gemelos. Porque si te decantas por dar el pecho y eres madre de gemelos, lo más usual es que te recomienden que los pequeños tomen el pecho al mismo tiempo (si es que los astros se alinean y no deciden ir cada uno por libre).

Y qué mejor manera que defender la naturalidad de la maternidad doble y del cuerpo femenino y la lactancia que con una imagen en la que Ashley aparece dando el pecho a los dos a la vez. Una fotografía muy aplaudida por sus seguidores que ya está dando la vuelta al mundo. "Cansada, pero aquí estamos" ha escrito la top model junto a esta imagen que roza el millón de 'likes' en Instagram.

No es la primera vez que Ashley visibiliza este duro camino (aunque gratificante y natural), ya que el seis de mayo decidía compartir de nuevo una fotografía de sus pequeños lactando a la vez.

Un parto doble en casa que no salió como esperaban

La modelo dio la bienvenida a sus gemelos, llamados Roman y Malachi, a principios de año, pero era hace unas semanas cuando la modelo revelaba con una sinceridad sin precedentes que su nacimiento fue todo menos fácil. Y lo hizo escribiendo un artículo para la revista Glamour.

Al recordar la noche de su nacimiento, la modelo explicó que dio a luz a ambos niños de manera segura en su casa, ya que se puso de parto mientras estaba en el baño a las 03:45 am. Poco después, comenzó a sangrar víctima de una hemorragia y perdió el conocimiento. Por fortuna, el equipo médico que allí se encontraba (ya que había preparado el parto) actuaron a la mayor brevedad posible.

"La noche que di a luz a los gemelos, tuve una hemorragia", escribe. "Eran las 2 a.m. cuando comenzaron mis contracciones. A las 3:45 am fui al baño pensando que necesitaba ir al baño, y Malachi salió justo cuando llegaba mi doula, a tiempo para traerlo al mundo. Roman nació dos horas y siete minutos después y, al principio todos estábamos celebrando su llegada al mundo. Mi esposo, mi hijo Isaac y todo el equipo médico que allí se encontraba".

"No podíamos creer que mi parto hubiese durado solo tres horas y media, y me sentía increíblemente agradecida con este equipo de profesionales capacitados e inteligentes que me rodeaban, que estuvieron allí para mí cuando tuve a Isaac, y ahora estaban conmigo otra vez por los gemelos", dijo muy agradecida. Sin embargo, su entusiasmo pronto se convirtió en miedo, dado que Graham se comenzó a encontrar mal de manera repentina.

"Lo siguiente que supe fue que miré a mi partera y le dije: 'No me siento bien. Creo que necesito acostarme y me desmayé. Todo lo que puedo recordar es sentir un ligero toque en mi mejilla, que luego descubrí que en realidad era alguien que me golpeaba la mejilla, alguien me tomaba la mano, mi esposo Justin en mi oreja, rezaba y alguien me pinchaba con un aguja en mi brazo. Y recuerdo haber visto oscuridad y lo que parecían estrellas. Cuando finalmente volví en mí, miré a mi alrededor y vi a todos. 'Simplemente me decían: 'Estás bien. Estás bien. Estás bien." No me querían decir, en ese momento, que había perdido litros de sangre", afirma.

"No querían decirme que una de las parteras tuvo que darme la vuelta, presionar su dedo justo sobre el hueso de mi vagina para tratar de detener el sangrado. Y no querían decirme tampoco que la vena de mi brazo seguía colapsando y que no podían introducir la aguja para la oxitocina, así que tuvieron que ponerla en mi mano", recuerda.

"Pero a pesar de que no querían entrar en detalles en ese momento, miré alrededor de la habitación, vi sangre literalmente en todas partes y dejé escapar un grito profundo y visceral, una liberación emocional del caos que acababa de experimentar. Las parteras me preguntaron si podía levantarme y caminar hasta la cama. No pude. No podía sentarme, ni siquiera gatear", asegura en su relato.

"Así que consiguieron una sábana de tamaño doble, me enrollaron sobre ella y me arrastraron por el pasillo hasta mi habitación de invitados, donde tenía una cama nido en la que apenas podía tumbarme. Gracias a Dios que los gemelos estaban bien, mientras yo yacía en esa cama durante cuatro días seguidos. No pude caminar durante una semana. Y no salí de mi casa durante casi dos meses", confiesa con valentía.

Y terminaba con una interesante reflexión: "Como tantas mujeres, lo que pasé con el parto ha transformado mi relación con mi cuerpo, y lo digo sabiendo que soy la persona que les ha estado gritando a todos ustedes: 'Ama la piel en la que vives'.

Síguele la pista

  • Lo último