En verano el sol tiene un efecto bronceador más potente que en invierno ya que, al estar más cerca de la tierra, los rayos uva contienen mayor radiación. Pero, no incide con la misma intensidad en todas las partes de la cara. Barbilla, nariz, pómulos y borde de la frente son más sensibles a las radiaciones y, por tanto, suelen estar un pelín más bronceadas que el resto del rostro. También la mandíbula.
Es en esas zonas donde debemos aplicar el bronceador. ¡Cuidado con no pasarte! Debe parecer natural, por eso, podemos dar unas pinceladas en el principio del cuello.
Debes usar una brocha bastante grande y no untar demasiado en el producto. Solo dar algunos toquecitos.
Si sigues estos consejos, ¡parecerá que acabas de tomar el sol!