Y Giambattista Valli llegó a París

Esta semana, París es testigo de las colecciones otoño invierno 2017/2018 de los grandes modistos, aunque el show de Giambattista Valli más bien parece sacado de un sueño de primavera. Y es que, el diseñador italiano ha volcado de nuevo su lado más sensible y romántico con el que consigue emocionar a todos los asistentes de sus desfiles, demostrando así que -a pesar de ser tachada de frívola- la moda es capaz de despertar los sentimientos más puros en las personas.

Para ello, Valli ha apostado por tejidos como el tul, la gasa y la seda, mucha seda. Las piezas, embellecidas con bordados florales, pedrería y drapeados, destacan por los grandes volúmenes y el movimiento pluscuamperfecto de las faldas.

Hemos visto vestidos largos, cortos para la noche, con escote en V o con el cuello cerrado, pero el patrón que más repite el diseñador es la combinación de un cuerpo que se ajusta a la cintura, con falda corta de tul y una larga cola para enmarcar la silueta femenina y dotarla de una especie de sensualidad romántica.